martes, 10 de enero de 2012

Cap 14

Capítulo 14
14:1 En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,
14:2 y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
14:3 Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
14:4 porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.
14:5 Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.
14:6 Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes,
14:7 por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese.
14:8 Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
14:9 Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen,
14:10 y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.
14:11 Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.
14:12 Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.
14:13 Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.
14:14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
14:15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.
14:16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
14:17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
14:18 El les dijo: Traédmelos acá.
14:19 Entonces mandóa la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
14:20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
14:21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
14:22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
14:23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
14:24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
14:25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
14:26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
14:27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
14:28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
14:29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
14:30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
14:31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
14:32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
14:33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
14:34 Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.
14:35 Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;
14:36 y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.

Cap 13

Capítulo 13
13:1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
13:2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.
13:3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
13:4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
13:5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
13:6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
13:7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
13:8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
13:9 El que tiene oídos para oír, oiga.
13:10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
13:11 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.
13:12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
13:13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
13:14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
13:15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane.
13:16 Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
13:17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
13:18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
13:19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.
13:20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
13:21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
13:22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
13:23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
13:24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
13:25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.
13:26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
13:27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
13:28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
13:29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.
13:30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
13:31 Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;
13:32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
13:33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.13:34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;
13:35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Abriré en parábolas mi boca;
Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.
13:36 Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
13:37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
13:38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.
13:39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.
13:40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.
13:41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,
13:42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.13:44
 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.13:45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,
13:46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.13:47 Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;
13:48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.
13:49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,
13:50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.13:51 Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.
13:52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
13:53 Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.
13:54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?
13:55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?
13:56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?
13:57 Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
13:58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

Cap 12

Capítulo 12
12:1 En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
12:2 Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.
12:3 Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;
12:4 cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?
12:5 ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?
12:6 Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.
12:7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes;
12:8 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.12:9 Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos.
12:10 Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle:
¿Es lícito sanar en el día de reposo?
12:11 El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?
12:12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo.
12:13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.
12:14 Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.
12:15 Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,
12:16 y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;
12:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
12:18 He aquí mi siervo, a quien he escogido;
Mi Amado, en quien se agrada mi alma;
Pondré mi Espíritu sobre él,
Y a los gentiles anunciará juicio.
12:19 No contenderá, ni voceará,
Ni nadie oirá en las calles su voz.
12:20 La caña cascada no quebrará,
Y el pábilo que humea no apagará,
Hasta que saque a victoria el juicio.
12:21 Y en su nombre esperarán los gentiles.
12:22 Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.
12:23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?
12:24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.
12:25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
12:26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?
12:27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
12:28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
12:29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.
12:30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
12:31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.
12:32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
12:33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
12:34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
12:35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
12:36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
12:37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.12:38 Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.
12:39 El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
12:40 Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
12:41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.
12:42 La reina del Sur se levantaráen el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.12:43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.
12:44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.
12:45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.12:46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le
querían hablar.
12:47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar.
12:48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
12:49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
12:50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

cap 11

Capítulo 11
11:1 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
11:2 Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,
11:3 para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?
11:4 Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.11:5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;11:6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.
11:7 Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?11:8 ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.11:9 Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.11:10 Porque éste es de quien está escrito:
He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti.
11:11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.11:12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.11:13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.11:14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.11:15 El que tiene oídos para oír, oiga.11:16 Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,11:17 diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis.11:18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.11:19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.
11:20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:
11:21 Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.11:22 Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras.11:23 Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.11:24 Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.
11:25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.11:26 Sí, Padre, porque así te agradó.11:27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

cap 10

10:1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.
10:2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;
10:3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,
10:4 Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
10:5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis,10:6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.10:7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.10:8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.10:9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;10:10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.10:11 Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis.10:12 Y al entrar en la casa, saludadla.10:13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.10:14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.10:15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.10:16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.10:17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;10:18 y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.10:19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar.10:20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.10:21 El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.10:22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.10:23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre.10:24 El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.10:25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa?10:26 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.10:27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.10:29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.10:30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados.10:31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.10:32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.10:33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.10:34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.10:35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;10:36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;10:38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.10:39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.10:40 El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.10:41 El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.10:42 Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.

Cap 9

Capítulo 09
9:1 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.
9:2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
9:3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
9:4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?9:5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
9:7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.
9:8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
9:10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
9:11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
9:12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.9:13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
9:14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? 
9:15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.9:16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.9:17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
9:18 Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
9:19 Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.
9:20 Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
9:21 porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
9:22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
9:23 Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,
9:24 les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.
9:25 Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
9:26 Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
9:27 Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!
9:28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.
9:29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
9:30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
9:31 Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.
9:32 Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.
9:33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
9:34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
9:35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
9:36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
9:37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.9:38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

cap 8

Capítulo 08
8:1 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
8:2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
8:3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
8:4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.
8:5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
8:6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
8:7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8:8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará.
8:9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
8:10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;8:12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
8:13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
8:14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.
8:15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
8:16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;
8:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
8:18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado.
8:19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
8:20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
8:21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
8:22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
8:23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.
8:24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
8:25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
8:26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
8:27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
8:28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
8:29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
8:30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos.
8:31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.
8:32 El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.
8:33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
8:34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.

miércoles, 4 de enero de 2012

Cap 7

Capítulo 07

7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
7:2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
7:3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
7:4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
7:5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
7:6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
7:8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
7:9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
7:10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
7:12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
7:14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
7:15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
7:16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
7:17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
7:18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
7:28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
7:29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Cap 6

Capítulo 06

6:1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
6:2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6:3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
6:4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
6:5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
6:7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
6:8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
6:14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
6:15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
6:16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6:17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
6:18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
6:22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
6:23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estaráen tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
6:26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
6:27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
6:28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
6:29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
6:30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
6:31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
6:34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Cap 5

Capítulo 05

5:1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
5:2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
5:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
5:7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
5:9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
5:10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
5:11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
5:12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
5:15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
5:18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará
de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
5:19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
5:20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
5:21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
5:23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
5:24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
5:25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
5:26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
5:27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
5:29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
5:30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
5:31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.
5:32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
5:33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.
5:34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
5:35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
5:36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
5:37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
5:38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
5:39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
5:40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
5:41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
5:42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
5:46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
5:47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Cap 4

Capítulo 04

4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
4:2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
4:3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4:4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
4:5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
4:6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti,
y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
4:7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
4:8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
4:9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
4:11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
4:12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;
4:13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,
4:14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
4:15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
Camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles;
4:16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
4:18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
4:19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
4:20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.
4:21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
4:22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
4:23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
4:24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.
4:25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.

Cap 3

Capítulo 03

3:1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
3:3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
Enderezad sus sendas.
3:4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.
3:5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,
3:6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
3:7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
3:8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
3:9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
3:10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
3:11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
3:12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
3:13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
3:14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
3:15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
3:16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
3:17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Cap 2

Capítulo 02

2:1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
2:2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
2:3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
2:4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
2:5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
2:6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.
2:7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;
2:8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
2:9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
2:10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
2:11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
2:12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
2:13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.
2:14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,
2:15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
2:16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.
2:17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:
2:18 Voz fue oída en Ramá,
Grande lamentación, lloro y gemido;
Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiso ser consolada, porque perecieron.
2:19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,
2:20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.
2:21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
2:22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,
2:23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.

Cap 1




Mateo
Capítulo 01
1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.
1:3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.
1:4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.
1:5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí.
1:6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.
1:7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa.
1:8 Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías.
1:9 Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías.
1:10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías.
1:11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.
1:12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.
1:13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor.
1:14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud.
1:15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;
1:16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
1:17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.
1:18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
1:19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.
1:20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
1:21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
1:22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
1:23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros.
1:24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
1:25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.